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MERICY CAÉTANO - MORIR CON APARICIO: HISTORIA E INTERTEXTUALIDAD POÉTICA (2)



(Capítulo correspondiente a La historia bajo sospecha)

“2. La distorsión consciente de la historia mediante omisiones y anacronismos.” (pág. 43) La distorsión se muestra por el predominio de una historia familiar que se va adecuando a los sucesos de un país naciente. Es una visión particular y por lo tanto subjetivada por la prioridad que el narrador otorga a la selección y jerarquización de los acontecimientos. El proceso es selectivo, los episodios señalados son mínimos, no sobrepasan las necesidades de enmarcar y condicionar una ficción que se adecua a la realidad de comienzos del siglo XX, pero particularmente atraída por el fundamento intertextual que es el poema de Benavídez, procedimiento que es muy significativo por su carácter poético, con la cual el narrador ordenador aspira a definir lo anecdótico. Las estrofas van oficiando de epígrafe en cada capítulo. Desvincular la trama del suceso, eje del poema, que es la partida del joven para sumarse a las filas de la revolución de Aparicio Saravia, no hubiera sido posible. El referente de índole histórico es pues imprescindible para sostener la narración.

“3. La ficcionalización de personajes históricos a diferencia de la fórmula de Walter Scott -aprobada por Lukács- de protagonistas ficticios.” (pág. 43) Si bien Aparicio no es el protagonista, condiciona el episodio histórico con un valor decisivo tanto en los acontecimientos de realidad convencional, como en la suerte que corren los enamorados aludidos en el poema de Benavídez y en el desenlace de la narración de Giovanetti. Es el personaje histórico quien determina lo anecdótico, quien pasa a ficcionalizarse en los pasajes épicos donde se narran los enfrentamientos con las fuerzas enemigas. El peso de la figura mítica de Aparicio Saravia que atrae, ocupa un lugar de privilegio.

“4. La metaficción o los comentarios del narrador sobre el proceso de creación… No se puede negar a Borges su influencia en poner de moda las frases parentéticas, el uso de la palabras ‘quizás’ y sus sinónimos, y las notas, a veces apócrifas, al pie de página”. (pág. 43) El texto de Giovanetti incluye tres cartas apócrifas que sirven para hilvanar los vacíos de la acción. No hay una teoría de la creación que formule una metaficción, pero se experimentan variadas formas narrativas, un ir y venir en el tiempo alterando su carácter lineal, y una experimentación acerca de los lugares protagónicos que son compartidos por varios personajes, según sea su correspondiente narrador.

“5. La intertextualidad. Desde que García Márquez sorprendió a los lectores de Cien años de soledad con la introducción inesperada de personajes novelescos de Carpentier, Fuentes y Cortázar, la intertextualidad se ha puesto muy de moda tanto entre los teóricos como entre la mayoría de los novelistas. Aunque el concepto teórico fue elaborado primero por Bajtin, se difundió más en los escritos de Gérard Genette y Julia Kristeva. Esta escribe que ‘todo texto se arma como un mosaico de citas: todo texto es la absorción y la transformación de otro.’ (pág. 44) La base intertextual es Como un jazmín del país escrito por W. Benavídez y musicalizado por Carlos Benavídez. Su difusión y deleite coincidió con un momento crítico de la política de un país en dictadura, cuando la añoranza del pasado trataba de restablecer sus figuras míticas partidarias, en el caso del Partido Nacional la de Aparicio Saravia que respaldaba como imagen, la de Wilson Ferreira Aldunate, considerado como el último caudillo de un partido que como los demás, buscaba la oportunidad de restablecer la democracia y que se caracterizó en aquellos años por la vehemencia de su resistencia. Leer el pasado a través del episodio revolucionario de Saravia, comprendió por la escritura, una forma de prestigiar el presente manteniendo viva una manifestación tan clara de tradición y arraigo a los principios ante la pérdida de las instituciones. Informa el narrador: “Justo le hablaba poco a la muchacha de sus ideas políticas, aunque más de una vez ella le vio relampaguear los ojos cuando la serenata perdía el hilo melódico y él seguía recitando cuartetas o tercetos donde se entretejían las palabras libertad y justicia con los versos de amor.” (pág. 129)

“6. Los conceptos bajtinianos de lo dialógico, lo carnavalesco, la parodia y la heteroglosia.” (pág. 44) Este es el punto donde quizás menos se identifique el texto en su carácter de narración histórica. No se evidencia una intención dialógica, es decir, el entrecruzamiento de dos o más interpretaciones de los sucesos estrictamente históricos, quizás por el predominio lírico del tema que se impone sobre los enfrentamientos históricos. Tampoco hay una actitud de mostrar los aspectos grotescos del comportamiento en la intimidad de los personajes ni una orientación paródica de lo que se hace, se dice o se piensa. También sería discutible la posibilidad de aplicarse el concepto bajtiniano de heteroglosia, aunque se desarrolla un sistema polifónico con diversas voces narrativas, la sucesión de discursos se mantiene en un mismo nivel de lenguaje que se expresa según la autoridad del narrador principal, con un vocabulario culto tendiente a lo poético. Las exploraciones mayores se dan a partir de la sintaxis, ya que hay largos pasajes sin puntuación que son propios de la técnica narrativa oral y de las innovaciones impulsadas por la vanguardia literaria.

Morir con Aparicio es uno de los textos iniciales de “la nueva narrativa histórica” en el Uruguay. No hay un propósito de alegato, de denuncia histórica, pero existe la determinación de señalar cómo inciden los actos públicos en la vida de las familias y de sus integrantes. Es un modo de presentar un comportamiento social, siempre asumido como un desafío en cada época, marcada por la historia colectiva de un país.

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